A.’.
L.’. G.’. D.’. G.’. A.’. D.’. U.’.
(A
la gloria del Gran Arquitecto del Universo)
AA.’.
LL.’. y AA.’. MM.’.
(Antiguos
Libres y Aceptados Masones)
F.’.
B.’. R.’. L.’. S.’.
(Fundadora
Benemérita Respetable Logia Simbólica) Hiram Abif Nro. 2
Or.’.
(Oriente) de Cuenca, 05 de JULIO de 2024 e.’. v.’.
(Era
Vulgar) 6024 a.’. d.’. l.’. l.’. (Años de la Luz)
“LA
ETICA ARISTOTELICA Y SU APLICACIÓN EN LA VIDA MASONICA”
La ética aristotélica y su aplicación en
la vida masónica pueden ser temas interesantes para explorar, ya que ambas
tradiciones filosóficas comparten ciertos principios y valores fundamentales.
Aristóteles, filósofo griego, desarrolló
una ética centrada en la idea de la búsqueda de la felicidad a través de la
realización de las virtudes. Según Aristóteles, la ética no se trata solo de
cumplir normas externas, sino de cultivar hábitos y disposiciones que nos
lleven a vivir una vida buena y plena (eudaimonia).
Las principales virtudes éticas en el
pensamiento aristotélico incluyen la prudencia, la justicia, la fortaleza y la
templanza. Estas virtudes se adquieren a través de la práctica habitual y la
razón práctica, y su desarrollo requiere un equilibrio y una armonía entre
nuestras acciones, deseos y emociones.
La Masonería es una tradición fraternal y
filosófica que se basa en principios éticos y morales destinados a guiar la
conducta de sus miembros hacia el perfeccionamiento moral y espiritual. Algunos
principios comunes entre la ética aristotélica y la Masonería incluyen:
- Búsqueda
de la virtud: Tanto Aristóteles como la Masonería promueven la idea de
cultivar virtudes como la justicia, la benevolencia, la discreción y la
integridad.
- Desarrollo
personal: Ambas tradiciones enfatizan el autodesarrollo a través del
conocimiento de sí mismo y la mejora constante de uno mismo.
- Ética
del deber y la responsabilidad: La Masonería enseña a sus miembros sobre
el cumplimiento del deber hacia Dios, la familia, los vecinos y uno mismo,
reflejando la preocupación aristotélica por vivir en armonía con la
comunidad y con uno mismo.
- Educación
moral: Tanto Aristóteles como los masones creen en la importancia de la
educación moral y ética para formar individuos virtuosos y contribuir
positivamente a la sociedad.
- Ética
aplicada: Ambas tradiciones no solo se centran en principios abstractos,
sino que también buscan aplicar esos principios en la vida diaria, en las
decisiones personales y en las interacciones sociales.
En resumen, la ética aristotélica
proporciona un marco filosófico que puede complementar y enriquecer la vida
masónica, ofreciendo principios sólidos para la reflexión moral y el desarrollo
personal dentro de la fraternidad masónica.
Aristóteles utilizó
por primera vez el término ética para
nombrar un campo de estudio desarrollado por sus predecesores Sócrates y Platón.
En filosofía, la ética es el intento de ofrecer una
respuesta racional a la pregunta de cuál es la mejor forma de vivir de los
seres humanos. Aristóteles consideraba la ética y la política como
dos campos de estudio relacionados pero separados, ya que la ética examina el
bien del individuo, mientras que la política examina el bien de la
ciudad-estado, que consideraba el mejor tipo de comunidad.
Como argumenta
Aristóteles el hombre que posee la excelencia del carácter tenderá a hacer lo
correcto, en el momento adecuado y de la manera correcta. Un ser humano
excepcional es un ser exitoso ejemplo de humanidad. Una persona que vive una
vida excepcional hasta la muerte alcanzado su fin.
La valentía y la correcta
regulación de los apetitos corporales son ejemplos de excelencia o virtud de
carácter. Así que actuar con valentía y actuar con moderación son ejemplos de
actividades excelentes. Los objetivos más elevados son vivir bien, con un bienestar, felicidad o
"florecimiento humano". Aristóteles considera que la actividad
excelente es placentera para el hombre virtuoso. Por ejemplo, Aristóteles
piensa que el hombre cuyos apetitos están en el orden correcto en realidad se
complace en actuar con moderación.
Aristóteles enfatizó que
la virtud es práctica y que el propósito de la ética es volverse bueno, no
meramente conocer. Aristóteles también afirma que el curso de acción correcto
depende de los detalles de una situación particular, en lugar de generarse simplemente
mediante la aplicación de una ley.
El tipo de sabiduría que
se requiere para esto se llama "prudencia" o "sabiduría
práctica", Pero a pesar de la importancia de la toma de decisiones
prácticas, en el análisis final, la respuesta original aristotélica y socrática
a la pregunta de cómo vivir mejor, al menos para los mejores tipos de humanos,
fue, si era posible, vivir la vida de la filosofía.
Sostuvo lo que hoy se
llama una ética de las virtudes. Aristóteles
enfatizó la importancia práctica de
desarrollar la excelencia (virtud)
del carácter, como la forma de lograr lo que finalmente es más importante, una
conducta excelente. Según Aristóteles, las virtudes más importantes son las
virtudes del alma, principalmente las que se refieren a la parte racional del
hombre
La ética aristotélica,
basada en la búsqueda de la felicidad a través de la virtud y el equilibrio,
puede tener aplicaciones significativas en diversos aspectos de la vida,
incluida la práctica masónica. La idea de cultivar virtudes como la amistad, la
justicia, la templanza y el valor, resuena con los principios de la Masonería
que promueven el autoconocimiento, la fraternidad y el servicio a los demás.
Aristóteles
consideraba que la felicidad era el fin último del ser humano y que esta se
alcanzaba a través de la práctica de la virtud. Según él, las virtudes son
hábitos adquiridos que nos permiten actuar de manera ética y alcanzar la
excelencia humana.
Dentro de las virtudes
aristotélicas se encuentran la prudencia, la justicia, la valentía y la
templanza, entre otras. Estas virtudes se relacionan con encontrar el punto
medio entre los extremos de los vicios, es decir, buscar el equilibrio en
nuestras acciones y emociones.
En el contexto masónico,
estos principios éticos pueden resonar con la idea de trabajar en uno mismo
para ser una mejor persona y contribuir positivamente a la sociedad. La
Masonería promueve valores como la tolerancia, la solidaridad y el respeto
mutuo, que se alinean con la búsqueda de la virtud en la ética aristotélica.
En la Masonería, se
fomenta el autoconocimiento, el crecimiento personal y la búsqueda de la
verdad. Estos principios se relacionan con la idea aristotélica de que la
virtud se desarrolla a través de la práctica y el hábito. Al cultivar virtudes
como la generosidad, la sinceridad, la lealtad y la sabiduría, los masones
buscan mejorar como individuos y contribuir positivamente a la sociedad.
En el día a día, podemos
aplicar estos principios éticos al tomar decisiones conscientes basadas en la
búsqueda del equilibrio y la excelencia moral. Al practicar la prudencia al
tomar decisiones, la justicia en nuestras acciones, la valentía para enfrentar
desafíos y la templanza en nuestras emociones, podemos avanzar hacia una vida
más plena y ética.
En la ética aristotélica,
se destaca la importancia de la amistad como un componente fundamental para una
vida feliz y virtuosa. Aristóteles consideraba que los amigos son un apoyo
invaluable en nuestro crecimiento personal y moral, ya que nos ayudan a cultivar
virtudes como la generosidad, la lealtad y la empatía.
En el contexto masónico,
la fraternidad es uno de los pilares fundamentales de la Masonería. Los masones
se comprometen a tratar a los demás con respeto, comprensión y solidaridad,
creando así una red de apoyo mutuo basada en valores éticos compartidos.
Aplicar estos principios
en la vida diaria implica cultivar relaciones significativas, basadas en la
confianza y el respeto mutuo. Al practicar la amistad virtuosa y la fraternidad
masónica, podemos enriquecer nuestras vidas y contribuir a un mundo más justo y
armonioso.
Tanto en la ética
aristotélica como en los principios masónicos, se destaca la idea de que las
relaciones humanas basadas en la amistad y la fraternidad son esenciales para
el desarrollo de virtudes como la generosidad, la lealtad y la solidaridad. Al
tener amigos verdaderos y hermanos masónicos con quienes compartimos valores y
propósitos comunes, podemos crecer juntos en el camino hacia una vida más plena
y ética.
En nuestra vida
cotidiana, podemos aplicar estos principios al cultivar relaciones auténticas,
basadas en el respeto mutuo, la empatía y el apoyo reciproco. La amistad
virtuosa y la fraternidad masónica nos brindan un espacio seguro para crecer
como individuos y contribuir positivamente a nuestro entorno.
Otro aspecto importante a
considerar es la idea de la búsqueda de la sabiduría y el conocimiento en la
ética aristotélica y en la Masonería. Tanto Aristóteles como los masones
valoran el aprendizaje continuo y la reflexión como medios para alcanzar la
excelencia moral y personal.
En la ética aristotélica,
se destaca la importancia de la prudencia, como la virtud que nos permite tomar
decisiones éticas basadas en un conocimiento práctico y una comprensión
profunda de las circunstancias. En la Masonería, el simbolismo y los rituales
se utilizan como herramientas para transmitir enseñanzas morales y filosóficas
que invitan a la reflexión y al crecimiento personal.
Aplicar estos principios
en nuestra vida implica cultivar una actitud de aprendizaje constante, estar
abiertos a nuevas ideas y perspectivas, y buscar siempre la verdad y la
sabiduría en nuestras acciones y pensamientos.
En la ética aristotélica
y en la Masonería, la búsqueda de la sabiduría se vincula estrechamente con el
concepto de autodisciplina y autoconocimiento. Aristóteles consideraba que la
sabiduría es el resultado de una vida de reflexión, autocontrol y búsqueda
constante de la verdad. De manera similar, en la Masonería se alentamos entre
nosotros a autoevaluarnos, a mejorar nuestras debilidades y a cultivar virtudes
que nos acerquen a la sabiduría.
La idea de que el
conocimiento y la sabiduría son fundamentales para una vida ética y plena se
refleja en el lema masónico "Conócete a ti mismo", que invita a cada
individuo a explorar su interior, sus motivaciones y sus valores para crecer
como persona y como miembro de la sociedad.
Al aplicar estos
principios en nuestra vida diaria, podemos cultivar una mentalidad de
crecimiento, estar abiertos al aprendizaje continuo y ser conscientes de
nuestras acciones y sus consecuencias en nuestro entorno.
En la ética aristotélica,
la búsqueda de la sabiduría se relaciona estrechamente con la noción de
"felicidad" o "bienestar floreciente". Aristóteles
consideraba que la felicidad no consiste en la búsqueda del placer o la
riqueza, sino en el desarrollo de virtudes como la prudencia, la justicia y el
coraje, que nos permiten vivir una vida plena y ética.
En cuanto a la Masonería,
la búsqueda de la sabiduría se manifiesta a través de la práctica de los
rituales, símbolos y enseñanzas que invitan a los miembros a reflexionar sobre
su propósito en el mundo, su relación con los demás y su responsabilidad ética
como individuos.
La autoconciencia y el
autoconocimiento son aspectos fundamentales en esta búsqueda de la sabiduría,
ya que nos permiten comprender nuestras motivaciones, superar nuestros defectos
y cultivar virtudes que nos acerquen a una vida ética y significativa.
Al profundizar en estos
conceptos, podemos descubrir nuevas formas de crecimiento personal y social,
así como contribuir al bienestar colectivo a través de nuestras acciones y
decisiones informadas por la sabiduría y el autoconocimiento.
Otro aspecto interesante
a considerar es cómo la búsqueda de la sabiduría y el autoconocimiento puede
impactar positivamente nuestras relaciones interpersonales y nuestra
contribución a la sociedad en general.
Cuando nos esforzamos por
conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como nuestras motivaciones más
profundas, podemos desarrollar una mayor empatía hacia los demás, comprender
sus perspectivas y actuar de manera más ética y solidaria en nuestras interacciones
diarias.
Aristóteles creía que el
conocimiento ético no es solo un conocimiento teórico, sino que una persona
debe tener "experiencia de las acciones en la vida" y haber sido
"educada en buenos hábitos" para volverse buena. Para que una persona
se vuelva virtuosa, no puede simplemente estudiar qué es la virtud, sino que
debe hacer cosas virtuosas.
En el contexto social, la
sabiduría y el autoconocimiento nos permiten tomar decisiones informadas que no
solo benefician nuestro bienestar personal, sino que también contribuyen al
bien común. Al ser conscientes de nuestras propias limitaciones y virtudes,
podemos trabajar en colaboración con otros para abordar desafíos colectivos y
promover un ambiente de respeto mutuo y comprensión.
En resumen, la búsqueda
de la sabiduría y el autoconocimiento no solo enriquecen nuestra vida
individual, sino que también fortalecen nuestros lazos con la comunidad y nos
impulsan a ser agentes de cambio positivo en el mundo que nos rodea.
En la ética aristotélica,
la búsqueda de la sabiduría se enmarca en el concepto, que se traduce como
prudencia o sabiduría práctica, implica la capacidad de discernir lo correcto y
lo incorrecto en función de valores éticos universales y de las circunstancias
específicas del momento.
En el contexto masónico,
la búsqueda de la sabiduría se lleva a cabo a través de la contemplación de los
símbolos y rituales que forman parte de la tradición de la Masonería. Estos
elementos simbólicos actúan como herramientas para transmitir enseñanzas morales
y filosóficas que invitan a los miembros a reflexionar sobre su papel en el
mundo, su relación con los demás y su responsabilidad ética como individuos.
Mi palabra Venerable
Maestro.
Q\H\
CHRISTIAN ASTUDILLO AVILA