jueves, 30 de enero de 2025

Aniversario 44 F.·.B.·.L.·.S.·. Hiram Abif no.2

 

CUADRAGÉSIMO CUARTO ANIVERSARIO DEL LEVANTAMIENTO DE COLUMNAS DE LA LOGIA HIRAM ABIF

 


La Logia Hiram Abif, ve la luz masónica el  22 de enero de  1981, siendo parte de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador,  y lo hace cuando corrían los intrigantes años 80 del siglo anterior, en aquellos agudos momentos históricos en los cuales nuestra sociedad en particular se asomaba  temerosa  e incrédula a los inimaginables avances científicos que empezaban a irrumpir con especial fuerza, trastocando nuestra vida, incluso la doméstica.  Los descubrimientos de la Física Cuántica nos daban una visión revolucionaria, audaz y profunda del micro Universo y nos retaba a abandonar definitivamente nuestros viejos paradigmas científicos. Las concepciones rudimentarias sobre Dios eran destruidas sin misericordia por el demoledor racionalismo, sin embargo las corrientes New Age se ponían de moda y nos vendían una forma de liviana espiritualidad que muchos la acogían con un petulante snob. Las corrientes alternativas en todos los órdenes se imponían con especial dramatismo y pateaban con éxito el tablero ideológico y doctrinario de la institucionalidad social. La Iglesia Católica ensayaba intentos desesperados para no perder fieles y se reconciliaba propagandísticamente con algunos de sus “viejos enemigos”, claro está excepto la Masonería y empezaba a discutir en sus cónclaves sobre la conveniencia de aceptar aunque sea a regañadientes  las tesis científicas incontrastables. El Opus Dei, brazo de sustento doctrinario de la Iglesia ortodoxa movía sus hilos de poder tras bastidores.

 Las “apariciones” de seres celestiales en diferentes partes del planeta causaban agrias discusiones entre creyentes y escépticos. La filosofía estaba en crísis. El esoterismo y las corrientes espiritualistas se encontraban en auge. La Perestroika y el Glánost empiezan a transparentar el mundo denominado comunista. El muro de Berlín inicia   irremediablemente su caída y con él se ponen en entre dicho las teorías marxistas,  en medio del estupor de la izquierda mundial y del jolgorio capitalista.

 En el Ecuador se respiraba aires de una democracia aun tambaleante. El caudillaje político estaba en auge y el país emprendía absurdas aventuras bélicas.  La corrupción se manifestaba  con los mismos matices pero los actores  aparecían diferentes.  

 La Masonería en nuestro país empezaba a querer despertarse de un inconsecuente letargo, la división entre Logias y Grandes Logias era evidente, como consecuencia de la errónea  interpretación  de los objetivos masónicos y de las posturas  vanidosas de quienes se creían legítimos propietarios  de una verdad moldeada por sus particulares visiones. La Logias eran instancias de discusiones unas veces muy profundas otras bizantinas.     

 Este era más o menos el escenario y ambiente situacional  profano y masónico en el que  se inscribe la partida de nacimiento de la Respetable Logia Simbólica Hiram Abif, y en el cual debía irrumpir este Taller que estaba integrado por jóvenes  idealistas, masones que pretendían posicionarla como un referente de la Masonería nacional y latinoamericana.   Acontecimiento  que marca intensamente el panorama masónico ya que  levantaba columnas una Logia  a la que el destino le había fijado una misión muy especial:  la de convertirse en una vigorosa luz que ilumine el derrotero que debía conducir a la Orden Masónica Ecuatoriana a cumplir el elevado deber de ser formadora de MASONES que sean  capaces de entender y transformar el mundo, de enfrentar los desafíos de los tiempos y de poner a la ORDEN MASÓNICA  a la altura de ellos, de respetar, pero también de decantar su rica tradición, de luchar  porque sus Talleres sean verdaderos laboratorios de superación personal y escenarios donde el masón  piense elevadamente, aprenda actuar con ética, valentía y solidaridad y forje una personalidad que sea  constante ejemplo en  la sociedad profana;  y ello dentro de un firme respeto a los Principios de la Masonería Universal  y la ley Masónica y de  un rigor ritualístico relevante. Y así lo hizo, principalmente por la convicción inalterable de sus miembros en que una Masonería progresista, fraterna, unida, formadora y transformadora era posible.

 Este es el trascendente ideal que imbuyó  a los primeros integrantes masones de logia Hiram Abif  y es su legado masónico que hoy representa un reto para las nuevas generaciones de masones.

 El Primer Venerable Maestro del Taller Hirám Abif fue el Q.·. H.·. Marco Carrión Calderón y el, Primer Vigilante el Q.·. H.·. Armando Albornoz Vintimilla, personalidades masónicas que luego serían las primeras autoridades de la aún no creada  Gran Logia Austro Ecuatoriano, pero que años más tarde sería pues uno de los proyectos plasmados más emblemáticos de la Logia Hiram Abif No. 2, que era la de  tener una Potencia y Obediencia nacida y propia de la Masonería Cuencana.

 Fueron también parte del cuadro original de la Logia como Segundo Vigilante el Q.·. H.·. Julio Jaramillo, Orador el Q.·. H.·. Gorky Abad , Secretario Q:. H:. Carlos Ortuño y Tesorero el Q.·. H.·.  Alfonso Calderón. Su carta constitutiva fue emitida y dispuesta por la Alta Cámara de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador, en la ciudad de Quito el 22 de enero de  1981, siendo el Gran Maestro el Q.·. H.·. Ricardo López Pinto, un Gran Maestro bastante Conservador  y Gran Secretario el Q.·. H.·. Fidel Jaramillo Troya, quien luego fuera Fiscal de la Nación y recordado por el Juicio  a quien fuera Presidente de la República León Febres Cordero y quien llamó al Q.·. H.·. Jaramillo, Mefistófeles, por su insolencia al haberle convocado a juicio. 

 La naciente Logia fue designada con el Número 10 y para que trabaje los días viernes  de cada semana a las 8 de la noche, luego y cuando pasó hacer integrante de la Gran Logia del Austro fue denominada como Hiram Abif No 2.

 Este Taller se constituyó en poco tiempo en uno de los más emblemáticos de la Masonería de Cuenca y del Ecuador sobre todo por la calidad de sus miembros, por su intenso trabajo dentro y fuera del templo, por su capacidad formativa para con sus columnas, por su disciplina y paradójicamente por su rebeldía frente al status quo masónico de ese entonces. Su fama traspasó fronteras y fue un Taller ejemplo en el contexto masónico. Los miembros de este Taller se destacaron por su diversidad profesional, académica  y cultural,  razón importante para que sus largas Tenidas, que generalmente terminaban a la media noche, hayan sido espacios de intenso y acalorado debate, habiendo integrado esta Logia hermanos ecuatorianos y varios extranjeros que se han destacado en diversos campos humanísticos. 

 La Logia Hiram Abif ha tenido los siguientes Venerables Maestros:

Q.·. H.·. Armando Albornoz Vintimilla

Q.·. H.·. Felipe Albornoz Peña

Q.·. H.·. Gustavo Corral Corral

Q.·. H.·. Francisco Calderón Vásquez

Q.·. H.·. Franz Calderón Rodriguez-Parra

Q.·. H.·. Pedro Vega de la Cuadra

Q.·. H.·. Alberto Ordoñez Ortiz

Q.·. H.·. Mauricio Barros Uguña

Q.·. H.·. Ricardo Sotomayor Idrovo

Q.·. H.·. Bernardo Vega Crespo

Q.·. H.·. Pablo Palacio Polo

Q.·. H.·. Jorge Fernández de Córdova

Q.·. H.·. Richard Brito Gordón

Q.·. H.·. Miguel Angel Castro Lituma

Q.·. H.·. Pablo Vargas Rivas

Q.·. H.·. Jorge Calvache Abad

Q.·. H.·. Carlos Jérvez Puente

Q.·. H.·. Carlos Peñaloza Bustamante

Q.·. H.·. Floresmilo Alvear Espejo

Q.·. H.·. Pablo Vargas Rivas

Q.·. H.·. René Garate Correa

Q.·. H.·. Cristian Webster Célleri

Q.·. H.·. Juan Andrés Carpio Arévalo

Q.·. H.·. Augusto Enrique Cabrera Duffaut

 En todas estas Veneraturas, la Logia Hiram Abif, alcanzó importantes logros y objetivos masónicos y profanos, habiendo señalado cada uno de ellos con sus acciones el derrotero de innegable progreso y progresismo que la Logia Hiram Abif Nro. 2; y, por el cual deberá infatigablemente transitar, porque nació para ser el referente de la Masonería Comarcana, Nacional y porque no Internacional.

 Así mismo todos los Grandes Maestros de Gran Logia del Austro Ecuatoriano han sido miembros de la Logia Hiram Abif:

 Q.·. H.·. Marco Carrión Calderón (1990-1992, no concluyó periodo)

Q.·. H.·. Armando Albornoz Vintimilla (1992-1998)

Q.·. H.·. Felipe Albornoz Peña (1998- 2005)

Q.·. H.·. Pedro Vega de la Cuadra (2005-2007)

Q.·. H.·. Mauricio Barros Uguña (2007- 2012)

Q.·. H.·. Gustavo Corral Corral (2012-2017)

Q.·. H.·. Pablo Palacio Polo (2017-2021|

Q.·. H.·. Carlos Jerves Puente (2021- continúa)

 De igual forma la mayoría  de los Diputados Grandes Maestros han pertenecido a este importante Taller:  

Q.·. H.·. Gustavo Corral Corral

Q.·. H.·. Pedro Vega de la Cuadra 

Q.·. H.·. Benardo Vega Crespo

Q.·. H.·. Ricardo Sotomayor Idrovo

Q.·. H.·. Enrique Dávila Cobos

Q.·. H.·. Jorge Fernández de Córdova  

Q.·. H.·. Pablo Vargas Rivas

Q.·. H.·. Floresmilo Alvear Espejo

 Tomado de los apuntes históricos del Q.·. H.·. Felipe Albornoz Peña, M.·. M.·. de la Fun.·. Ben.·. Rep.·. Log.·. Sim.·.·. Hiram Abif Nro. 2.


Q.·. H.·. Miguel Angel Castro Lituma

M.·.M.·.

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sábado, 26 de octubre de 2024

Porqué SI a la Masonería...

 



La Masonería, desde su creación, ha servido como un faro de luz en la búsqueda de la verdad y el perfeccionamiento del ser humano. En este aniversario de la Gran Logia del Austro Ecuatoriano G:.L:.A:.E:., la reflexión sobre este tema nos invita a considerar la vigencia y trascendencia de sus enseñanzas en la actualidad. La respuesta radica en los valores universales y atemporales que la Orden defiende, y en su poder para transformar la vida de los individuos y, a través de ellos, impactar positivamente a la sociedad. 

La Masonería promueve la libertad, no solo como un derecho fundamental, sino como un camino hacia la superación personal y la liberación del pensamiento. La práctica masónica nos desafía constantemente a trascender las limitaciones impuestas por los prejuicios y la ignorancia, llevando a cada hermano a una búsqueda incansable por la verdad. Esta búsqueda no se da en soledad, sino en el seno de la Logia, donde todos los hermanos son considerados iguales. En este espacio, las diferencias sociales, religiosas o políticas se desvanecen, permitiendo que la verdadera esencia del ser humano brille y que el esfuerzo por pulir nuestra piedra en bruto sea compartido por todos.

 El lazo fraternal que une a los masones se convierte en una fuerza capaz de superar cualquier obstáculo. La fraternidad no se limita a un sentimiento de hermandad, sino que se materializa en el compromiso de apoyo mutuo y ayuda desinteresada. Es en este contexto que la Masonería trasciende su papel de formación individual para convertirse en un agente de cambio positivo en la sociedad. La acción masónica no se reduce a la reflexión interna; se extiende hacia la comunidad a través de la filantropía y el trabajo social, demostrando que los ideales de nuestra Orden pueden y deben traducirse en actos concretos que mejoren la vida de quienes nos rodean.

 En un mundo contemporáneo caracterizado por divisiones, conflictos y pérdida de valores, la Masonería surge como un recordatorio de la necesidad de mantener viva la llama del conocimiento, la virtud y la moralidad. Es una escuela de formación en la que se enseñan lecciones difíciles de encontrar en otros ámbitos, y donde el aprendizaje no termina con la instrucción teórica, sino que se manifiesta en la práctica diaria. La enseñanza masónica incita a cada hermano a actuar con integridad, a fomentar la justicia y a practicar la caridad no solo dentro de la Logia, sino en todos los aspectos de la vida.

 La contribución de la Masonería a la sociedad no se limita a la formación de mejores individuos, sino que también abarca la creación de espacios de diálogo y tolerancia en los que es posible unir personas de diferentes pensamientos y creencias. En una época de creciente polarización, este espíritu de unión es esencial para la construcción de un futuro más pacífico y justo, en el que la diversidad sea entendida como una fortaleza y no como una fuente de conflicto.

 ¿Por qué sí la Masonería? Porque sus principios de libertad, igualdad y fraternidad siguen siendo relevantes y necesarios en el mundo actual. Porque ha demostrado, a lo largo de los siglos, su capacidad para transformar vidas y contribuir al bien común. Porque en cada tenida, cada trabajo realizado, se reafirma el compromiso de los masones con la búsqueda de la verdad y la construcción de una sociedad más justa y fraterna. Este aniversario de la G:.L:.A:.E:. es una oportunidad para renovar nuestros votos y redoblar nuestro compromiso con los ideales que nos guían, asegurando que la luz de la Masonería continúe iluminando nuestro camino y el de la humanidad entera.

 Que este aniversario sea un momento de celebración, reflexión y reafirmación de nuestra misión, y que la Masonería siga siendo un faro de esperanza y progreso en los años venideros. ¡Que la luz que hemos recibido siga brillando con fuerza en nuestros corazones y en nuestras obras!

 "Las virtudes que ennoblecen al hombre se amplían, fomentan y practican en los templos masónicos, regularizan la vida privada y son la norma de los más altos deberes políticos".

George Washington.

                                                                                                      

 Augusto Cabrera-Duffaut.

V:.M:.


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jueves, 12 de septiembre de 2024

La ética Aristotélica y su aplicación en la vida masónica

 


A.’. L.’. G.’. D.’. G.’. A.’. D.’. U.’.

(A la gloria del Gran Arquitecto del Universo)

 

AA.’. LL.’. y AA.’. MM.’.

(Antiguos Libres y Aceptados Masones)

 

F.’. B.’. R.’. L.’. S.’.

(Fundadora Benemérita Respetable Logia Simbólica) Hiram Abif Nro. 2

 

Or.’. (Oriente) de Cuenca, 05 de JULIO de 2024 e.’. v.’.

(Era Vulgar) 6024 a.’. d.’. l.’. l.’. (Años de la Luz)

 

 

“LA ETICA ARISTOTELICA Y SU APLICACIÓN EN LA VIDA MASONICA”

 

La ética aristotélica y su aplicación en la vida masónica pueden ser temas interesantes para explorar, ya que ambas tradiciones filosóficas comparten ciertos principios y valores fundamentales.

Aristóteles, filósofo griego, desarrolló una ética centrada en la idea de la búsqueda de la felicidad a través de la realización de las virtudes. Según Aristóteles, la ética no se trata solo de cumplir normas externas, sino de cultivar hábitos y disposiciones que nos lleven a vivir una vida buena y plena (eudaimonia).

Las principales virtudes éticas en el pensamiento aristotélico incluyen la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Estas virtudes se adquieren a través de la práctica habitual y la razón práctica, y su desarrollo requiere un equilibrio y una armonía entre nuestras acciones, deseos y emociones.

La Masonería es una tradición fraternal y filosófica que se basa en principios éticos y morales destinados a guiar la conducta de sus miembros hacia el perfeccionamiento moral y espiritual. Algunos principios comunes entre la ética aristotélica y la Masonería incluyen:

  1. Búsqueda de la virtud: Tanto Aristóteles como la Masonería promueven la idea de cultivar virtudes como la justicia, la benevolencia, la discreción y la integridad.
  2. Desarrollo personal: Ambas tradiciones enfatizan el autodesarrollo a través del conocimiento de sí mismo y la mejora constante de uno mismo.
  3. Ética del deber y la responsabilidad: La Masonería enseña a sus miembros sobre el cumplimiento del deber hacia Dios, la familia, los vecinos y uno mismo, reflejando la preocupación aristotélica por vivir en armonía con la comunidad y con uno mismo.
  4. Educación moral: Tanto Aristóteles como los masones creen en la importancia de la educación moral y ética para formar individuos virtuosos y contribuir positivamente a la sociedad.
  5. Ética aplicada: Ambas tradiciones no solo se centran en principios abstractos, sino que también buscan aplicar esos principios en la vida diaria, en las decisiones personales y en las interacciones sociales.

En resumen, la ética aristotélica proporciona un marco filosófico que puede complementar y enriquecer la vida masónica, ofreciendo principios sólidos para la reflexión moral y el desarrollo personal dentro de la fraternidad masónica.

Aristóteles utilizó por primera vez el término ética para nombrar un campo de estudio desarrollado por sus predecesores Sócrates y Platón. En filosofía, la ética es el intento de ofrecer una respuesta racional a la pregunta de cuál es la mejor forma de vivir de los seres humanos. Aristóteles consideraba la ética y la política como dos campos de estudio relacionados pero separados, ya que la ética examina el bien del individuo, mientras que la política examina el bien de la ciudad-estado, que consideraba el mejor tipo de comunidad.

Como argumenta Aristóteles el hombre que posee la excelencia del carácter tenderá a hacer lo correcto, en el momento adecuado y de la manera correcta. Un ser humano excepcional es un ser exitoso ejemplo de humanidad. Una persona que vive una vida excepcional hasta la muerte alcanzado su fin.​

La valentía y la correcta regulación de los apetitos corporales son ejemplos de excelencia o virtud de carácter. Así que actuar con valentía y actuar con moderación son ejemplos de actividades excelentes. Los objetivos más elevados son vivir bien, con un bienestarfelicidad o "florecimiento humano". Aristóteles considera que la actividad excelente es placentera para el hombre virtuoso. Por ejemplo, Aristóteles piensa que el hombre cuyos apetitos están en el orden correcto en realidad se complace en actuar con moderación.

Aristóteles enfatizó que la virtud es práctica y que el propósito de la ética es volverse bueno, no meramente conocer. Aristóteles también afirma que el curso de acción correcto depende de los detalles de una situación particular, en lugar de generarse simplemente mediante la aplicación de una ley.

El tipo de sabiduría que se requiere para esto se llama "prudencia" o "sabiduría práctica", Pero a pesar de la importancia de la toma de decisiones prácticas, en el análisis final, la respuesta original aristotélica y socrática a la pregunta de cómo vivir mejor, al menos para los mejores tipos de humanos, fue, si era posible, vivir la vida de la filosofía.

Sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes. Aristóteles enfatizó la importancia práctica de desarrollar la excelencia (virtud) del carácter, como la forma de lograr lo que finalmente es más importante, una conducta excelente. Según Aristóteles, las virtudes más importantes son las virtudes del alma, principalmente las que se refieren a la parte racional del hombre

La ética aristotélica, basada en la búsqueda de la felicidad a través de la virtud y el equilibrio, puede tener aplicaciones significativas en diversos aspectos de la vida, incluida la práctica masónica. La idea de cultivar virtudes como la amistad, la justicia, la templanza y el valor, resuena con los principios de la Masonería que promueven el autoconocimiento, la fraternidad y el servicio a los demás.

Aristóteles consideraba que la felicidad era el fin último del ser humano y que esta se alcanzaba a través de la práctica de la virtud. Según él, las virtudes son hábitos adquiridos que nos permiten actuar de manera ética y alcanzar la excelencia humana.

Dentro de las virtudes aristotélicas se encuentran la prudencia, la justicia, la valentía y la templanza, entre otras. Estas virtudes se relacionan con encontrar el punto medio entre los extremos de los vicios, es decir, buscar el equilibrio en nuestras acciones y emociones.

En el contexto masónico, estos principios éticos pueden resonar con la idea de trabajar en uno mismo para ser una mejor persona y contribuir positivamente a la sociedad. La Masonería promueve valores como la tolerancia, la solidaridad y el respeto mutuo, que se alinean con la búsqueda de la virtud en la ética aristotélica.

En la Masonería, se fomenta el autoconocimiento, el crecimiento personal y la búsqueda de la verdad. Estos principios se relacionan con la idea aristotélica de que la virtud se desarrolla a través de la práctica y el hábito. Al cultivar virtudes como la generosidad, la sinceridad, la lealtad y la sabiduría, los masones buscan mejorar como individuos y contribuir positivamente a la sociedad.

En el día a día, podemos aplicar estos principios éticos al tomar decisiones conscientes basadas en la búsqueda del equilibrio y la excelencia moral. Al practicar la prudencia al tomar decisiones, la justicia en nuestras acciones, la valentía para enfrentar desafíos y la templanza en nuestras emociones, podemos avanzar hacia una vida más plena y ética.

En la ética aristotélica, se destaca la importancia de la amistad como un componente fundamental para una vida feliz y virtuosa. Aristóteles consideraba que los amigos son un apoyo invaluable en nuestro crecimiento personal y moral, ya que nos ayudan a cultivar virtudes como la generosidad, la lealtad y la empatía.

En el contexto masónico, la fraternidad es uno de los pilares fundamentales de la Masonería. Los masones se comprometen a tratar a los demás con respeto, comprensión y solidaridad, creando así una red de apoyo mutuo basada en valores éticos compartidos.

Aplicar estos principios en la vida diaria implica cultivar relaciones significativas, basadas en la confianza y el respeto mutuo. Al practicar la amistad virtuosa y la fraternidad masónica, podemos enriquecer nuestras vidas y contribuir a un mundo más justo y armonioso.

Tanto en la ética aristotélica como en los principios masónicos, se destaca la idea de que las relaciones humanas basadas en la amistad y la fraternidad son esenciales para el desarrollo de virtudes como la generosidad, la lealtad y la solidaridad. Al tener amigos verdaderos y hermanos masónicos con quienes compartimos valores y propósitos comunes, podemos crecer juntos en el camino hacia una vida más plena y ética.

En nuestra vida cotidiana, podemos aplicar estos principios al cultivar relaciones auténticas, basadas en el respeto mutuo, la empatía y el apoyo reciproco. La amistad virtuosa y la fraternidad masónica nos brindan un espacio seguro para crecer como individuos y contribuir positivamente a nuestro entorno.

Otro aspecto importante a considerar es la idea de la búsqueda de la sabiduría y el conocimiento en la ética aristotélica y en la Masonería. Tanto Aristóteles como los masones valoran el aprendizaje continuo y la reflexión como medios para alcanzar la excelencia moral y personal.

En la ética aristotélica, se destaca la importancia de la prudencia, como la virtud que nos permite tomar decisiones éticas basadas en un conocimiento práctico y una comprensión profunda de las circunstancias. En la Masonería, el simbolismo y los rituales se utilizan como herramientas para transmitir enseñanzas morales y filosóficas que invitan a la reflexión y al crecimiento personal.

Aplicar estos principios en nuestra vida implica cultivar una actitud de aprendizaje constante, estar abiertos a nuevas ideas y perspectivas, y buscar siempre la verdad y la sabiduría en nuestras acciones y pensamientos.

En la ética aristotélica y en la Masonería, la búsqueda de la sabiduría se vincula estrechamente con el concepto de autodisciplina y autoconocimiento. Aristóteles consideraba que la sabiduría es el resultado de una vida de reflexión, autocontrol y búsqueda constante de la verdad. De manera similar, en la Masonería se alentamos entre nosotros a autoevaluarnos, a mejorar nuestras debilidades y a cultivar virtudes que nos acerquen a la sabiduría.

La idea de que el conocimiento y la sabiduría son fundamentales para una vida ética y plena se refleja en el lema masónico "Conócete a ti mismo", que invita a cada individuo a explorar su interior, sus motivaciones y sus valores para crecer como persona y como miembro de la sociedad.

Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, podemos cultivar una mentalidad de crecimiento, estar abiertos al aprendizaje continuo y ser conscientes de nuestras acciones y sus consecuencias en nuestro entorno.

En la ética aristotélica, la búsqueda de la sabiduría se relaciona estrechamente con la noción de "felicidad" o "bienestar floreciente". Aristóteles consideraba que la felicidad no consiste en la búsqueda del placer o la riqueza, sino en el desarrollo de virtudes como la prudencia, la justicia y el coraje, que nos permiten vivir una vida plena y ética.

En cuanto a la Masonería, la búsqueda de la sabiduría se manifiesta a través de la práctica de los rituales, símbolos y enseñanzas que invitan a los miembros a reflexionar sobre su propósito en el mundo, su relación con los demás y su responsabilidad ética como individuos.

La autoconciencia y el autoconocimiento son aspectos fundamentales en esta búsqueda de la sabiduría, ya que nos permiten comprender nuestras motivaciones, superar nuestros defectos y cultivar virtudes que nos acerquen a una vida ética y significativa.

Al profundizar en estos conceptos, podemos descubrir nuevas formas de crecimiento personal y social, así como contribuir al bienestar colectivo a través de nuestras acciones y decisiones informadas por la sabiduría y el autoconocimiento.

Otro aspecto interesante a considerar es cómo la búsqueda de la sabiduría y el autoconocimiento puede impactar positivamente nuestras relaciones interpersonales y nuestra contribución a la sociedad en general.

Cuando nos esforzamos por conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como nuestras motivaciones más profundas, podemos desarrollar una mayor empatía hacia los demás, comprender sus perspectivas y actuar de manera más ética y solidaria en nuestras interacciones diarias.

Aristóteles creía que el conocimiento ético no es solo un conocimiento teórico, sino que una persona debe tener "experiencia de las acciones en la vida" y haber sido "educada en buenos hábitos" para volverse buena. Para que una persona se vuelva virtuosa, no puede simplemente estudiar qué es la virtud, sino que debe hacer cosas virtuosas.

En el contexto social, la sabiduría y el autoconocimiento nos permiten tomar decisiones informadas que no solo benefician nuestro bienestar personal, sino que también contribuyen al bien común. Al ser conscientes de nuestras propias limitaciones y virtudes, podemos trabajar en colaboración con otros para abordar desafíos colectivos y promover un ambiente de respeto mutuo y comprensión.

En resumen, la búsqueda de la sabiduría y el autoconocimiento no solo enriquecen nuestra vida individual, sino que también fortalecen nuestros lazos con la comunidad y nos impulsan a ser agentes de cambio positivo en el mundo que nos rodea.

En la ética aristotélica, la búsqueda de la sabiduría se enmarca en el concepto, que se traduce como prudencia o sabiduría práctica, implica la capacidad de discernir lo correcto y lo incorrecto en función de valores éticos universales y de las circunstancias específicas del momento.

En el contexto masónico, la búsqueda de la sabiduría se lleva a cabo a través de la contemplación de los símbolos y rituales que forman parte de la tradición de la Masonería. Estos elementos simbólicos actúan como herramientas para transmitir enseñanzas morales y filosóficas que invitan a los miembros a reflexionar sobre su papel en el mundo, su relación con los demás y su responsabilidad ética como individuos.

Mi palabra Venerable Maestro.

 

 

Q\H\ CHRISTIAN ASTUDILLO AVILA

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Arquitectura del Alma: Diseño personal para el crecimiento espiritual

 


A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.

AA.·. LL.·. y AA.·. MM.·.

F.·. B.·. R.·. L.·. S.·. HIRAM ABIF No. 2

 

TRAZADO:

ARQUITECTURA DEL ALMA: DISEÑO PERSONAL PARA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL

 

V.·. M.·., Q.·. Q.·. H.·. H.·.:

 

“Y ENTONCES un hombre dijo: «Háblanos del conocimiento de uno mismo».

Y él respondió:

«En silencio, vuestros corazones saben los secretos de los días y de las noches.

Mas vuestros oídos ansían escuchar el eco del conocimiento de vuestro corazón.

Quisierais saber en palabras lo que siempre supisteis en pensamiento.

Quisierais tocar con vuestros dedos el desnudo cuerpo de vuestros sueños.

Y es bueno que así sea.

El recóndito manantial de vuestra alma necesita brotar y correr murmurando hacia el mar.

Y el tesoro de vuestra profundidad infinita se revelaría entonces a vuestros ojos.

Mas no tratéis de pesar en balanzas vuestro tesoro desconocido.

Ni exploréis las profundidades de vuestro conocimiento con cayados ni sondas.

Porque el yo es un mar intinito, inconmensurable.

No digáis: "He hallado la verdad", sino: "He hallado una verdad".

No digáis: "He encontrado la senda del alma".

Decid más bien. "He encontrado al alma caminando por mi senda."

Porque el alma camina por todas las sendas.

El alma no va en línea recta, ni crece como una caña.

El alma se despliega como un loto de innumerables pétalos».”.

 

Gibrán Jalil Gibrán, “El Profeta”, 2016. EDAF, Madrid-España.

Alma y espiritualidad son dos abstracciones que han ocupado el pensamiento complejo del ser humano.

 

Sobre el primer enunciado, Aristóteles en su tratado “Acerca del Alma”, acepta la existencia de ella, aunque su postura es sustancialmente ajena a las connotaciones religiosas tradicionales; su perspectiva más bien se centra en la explicación del fenómeno de la vida. Dice el autor: “Resulta, sin duda, necesario establecer en primer lugar a qué género pertenece y qué es el alma —quiero decir, si se trata de una realidad individual, de una entidad o si, al contrario, es cualidad, cantidad o cualquier otra de las categorías que hemos distinguido— y, en segundo lugar, si se encuentra entre los seres en potencia o más bien constituye una cierta entelequia. La diferencia no es, desde luego, desdeñable.”. El razonamiento subyacente a su planteamiento es, más o menos el siguiente: en el ámbito de los seres naturales, tenemos vivientes y no vivientes, separados por una barrera ontológica infranqueable; por tanto, debe existir algo que constituya la raíz de aquellas actividades y funciones que son exclusivas de los seres vivientes. Este algo, para Aristóteles, es el alma o “psyché”. El problema radica entonces, en determinar la naturaleza de ese algo. Cabría decir que se trata de encontrar una referencia adecuada al término «alma» y tal búsqueda sólo es posible a través de una investigación filosófica y empírica de las funciones vitales. Aristóteles se cuestiona en primera instancia, qué tipo de realidad es el alma. Hipótesis que a su vez se enfrenta a dos cuestiones fundamentales: si el alma es una entidad que constituye una realidad meramente accidental; o, si se trata de la capacidad para vivir que poseen ciertos cuerpos naturales y de la cual carecen los seres inanimados. Desde luego no siendo tema de este trazado el profundizar sobre el método utilizado; el autor concluye en una teoría nueva acerca del alma, alejada de especulaciones anteriores a su estructura, pero no exenta de ciertas ambigüedades.

 

Por otro lado, espiritualidad es un concepto un tanto más complejo que el anterior. Generalmente el ser humano promedio, confunde la espiritualidad con la religión; siendo este último término, quien ha admitido múltiples interpretaciones. Por ejemplo, Cicerón dice que los religiosos son los que hacen una relectura de los cultos divinos, aunque la interpretación más aceptada es la que lo vincula a la palabra “religare”, es decir, estar ligado o atado, seguramente a Dios y sus circunstancias. Sin embargo, hoy en día, hasta las creencias religiosas han sufrido el materialismo abrumador de la occidentalización del ser humano, siendo en la mayoría de casos, una confusión entre causalidad y correlación. Dicho de otra forma, la religión ofrece al ser humano una esperanza material; la luz al final del túnel es ese tipo de angustia existencial que grita por una solución evolutiva, y la cultura humana parece haber inventado una de las mejores: la muerte no es el final, sino solo una estación hacia otro lado, es decir, la muerte real como un presagio de una vida simbólica.

 

Gracias a la ciencia y al desarrollo del conocimiento humano, se han develado misterios que la religión se ha perpetuado en ocultar. Por ejemplo, una de las más increíbles hazañas de la ciencia: el Proyecto del Genoma Humano. El creyente hoy en día, puede saber con claridad que, don Isaac tuvo dos hijos, quienes siguieron caminos muy diferentes: Ismael, casado con una mujer egipcia, Hagar; y, Abraham, quien fundó una familia con su esposa Sara. Así, los descendientes de Ismael y de Abraham—árabes e israelitas—comparten el cromosoma Y que heredaron del abuelo Isaac.

 

Aquí debo destacar algo importante, mientras revisaba bibliografía para el trazado, realizaba un breve análisis de algunas conocidas religiones. La que más llamo mi atención fue el budismo, ésta se ha acercado a la neurociencia más que las otras; efectivamente, el budismo está muy interesado en entender cómo se generan otros estados de conciencia, así como el efecto que tiene la meditación sobre el cerebro. En un estudio que realiza Robert Thurman, profesor de estudios budistas indo-tibetanos en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y presidente del Instituto Americano de Estudios Budistas, usa como ejemplo el Libro tibetano de los muertos, que aborda mucho acerca de la cuestión del karma, como una suerte de energía que se va traspasando en las reencarnaciones que supimos conseguir.

 

Carl Sagan también nota que muchas religiones suelen hacer enormes estatuas de sus dioses, seguramente con el objetivo de hacernos sentir muy pequeños. Sobre ello decía: “Pero si ese es el propósito, pueden guardarse sus íconos. Solo necesitamos mirar hacia arriba para sentirnos pequeños”.

 

En otra orilla están los químicos enteógenos, a los cuales se accede generalmente a través de las plantas consideradas sagradas en ciertas culturas. Lo más interesante de esto, es que las experiencias en gran parte de sujetos son muy parecidas, una analogía al inconsciente colectivo que formuló Jung.

 

Considero en este punto, mencionar el trabajo de otro importante teórico, quien aún genera dudas sobre su desaparición de este plano; me refiero a Jacobo Grinberg. Jacobo exploró las fronteras de la mente y la conciencia, nos dejó un vasto conocimiento que ha transformado nuestra comprensión del ser humano. Su obra, que integra disciplinas como la psicofisiología, la neurociencia, la antropología y el chamanismo, ofrece una visión profunda y multidimensional del desarrollo del ser y la conciencia.

 

En el corazón de la propuesta de Grinberg se encuentra la Teoría Sintérgica, un marco conceptual que busca integrar las diversas perspectivas sobre la conciencia humana. Esta teoría propone que la conciencia no es un fenómeno aislado, sino que está intrínsecamente conectada con el universo que nos rodea.

 

Para Grinberg, el desarrollo del ser es un proceso de expansión de la conciencia, un viaje hacia la plenitud de nuestro potencial humano. Este viaje implica la exploración de diferentes estados de conciencia, desde los más ordinarios hasta los más profundos y trascendentales. A través de estas experiencias, podemos acceder a nuevas dimensiones de conocimiento y comprensión, y cultivar una mayor conexión con nosotros mismos, con los demás y con el cosmos.

 

Uno de los conceptos clave en la obra de Grinberg es el de holotrópica. La conciencia holotrópica se refiere a un estado de conciencia expandida en el que somos capaces de trascender las limitaciones de la mente racional y experimentar la realidad de manera más completa e interconectada.

 

Grinberg propuso que podemos acceder a la conciencia holotrópica a través de diversas técnicas, como el chamanismo, la meditación, el trabajo con los sueños y ciertas sustancias psicoactivas. Sin embargo, enfatizó que el objetivo no es simplemente "alcanzar" estos estados, sino utilizarlos como herramientas para el crecimiento personal y la transformación.

 

Mi personal conclusión:

 

La oscuridad de las doctrinas religiosas y los abusos que engendraron, llevaron a buen número de espíritus al materialismo. Creemos que todo acaba con la muerte, que el hombre no tiene otro destino que desvanecerse en la nada.

 

Si la vida está circunscrita entre la cuna y la tumba, si las perspectivas de la inmortalidad no vienen para alumbrar nuestra existencia, el hombre no tiene ya otra ley que la de sus instintos, la de sus apetitos, la de sus goces. Poca importancia tiene que le gusten el bien y la equidad. Si sólo aparece y sólo desaparece de este mundo, si se lleva con él, en el olvido, sus esperanzas y sus afectos, sufrirá tanto más cuanto más elevadas sean sus aspiraciones; anhelando la justicia, el desolado ser humano, se considera condenado por no ver casi nunca su consecución; apasionado por el progreso, sensible a los dolores de sus semejantes, se imagina que se apagará antes de haber visto triunfar sus principios.

 

Cuando, descendiendo en el fondo de nosotros mismos queremos aprender a conocernos, a analizar nuestras facultades; cuando, apartando de nuestra alma la esperanza que acumula allí la vida, el envoltorio espeso cuyos prejuicios, errores y sofismas revistieron nuestra inteligencia, penetramos en los dobleces más íntimos de nuestro ser, nos encontramos allí cara a cara con estos principios augustos que nos aporta la masonería, sin los cuales no habría grandeza para la humanidad: el amor al bien, el sentimiento de la justicia, libertad y del progreso. Estos principios, que se encuentran en grados diversos, tanto en casa del ignorante como en casa del hombre sabio, no pueden provenir de la materia, que está privada de tales atributos. Y si la materia no posee estas cualidades, ¿cómo podría formar, ella sola, seres dotados de ellas? El sentido de lo bello y de la verdad, la admiración que experimentamos hacia las obras grandes y generosas, no podrían tener el mismo origen que la carne de nuestros cuerpos o la sangre de nuestras venas.

 

En la obra “El Arte de ser feliz”, Shoppenhauer al explicar sobre la eudemonología dice: “Todos los lujos y placeres representados en la conciencia apagada de un necio son pobres frente a la conciencia de Cervantes cuando escribió el Don Quijote en una cárcel incómoda. Lo que uno tiene por sí mismo, lo que le acompaña en la soledad sin que nadie se lo pueda dar o quitar, esto es mucho más importante que todo lo que posee o lo que es a los ojos de otros. Una persona llena de espíritu se entretiene a la perfección en la soledad más absoluta con sus propios pensamientos y fantasías; mientras que una persona con el espíritu romo siente aburrimiento a pesar de constantes distracciones de teatro, fiestas y excursiones.”.

 

Mis QQ:. HH:., tal vez ustedes hayan quedado más convencidos de que sí, de que hay un Dios, inventado a nuestra imagen y semejanza, y tan cercano que hasta vive dentro de nosotros. Si naufragáramos en una isla sin Dios, no nos quedaría otra posibilidad que inventarlo de nuevo.

 

Concluyo el presente trazado, parafraseando al célebre escritor indú, Rabindranath Tagore, “¡Qué a gusto se halla el alma en tu jardín, jardinero!... Di adiós al huésped que se va y borra la huella de su paso. Acoge sonriente lo claro, lo sencillo, lo cercano...”.

 

 

Or.·. de Cuenca, 19 de juli0 de 2024 e.·. v.·.

 

Es mi Palabra V.·. M.·.

 

 

 

 

 

Juan Andrés Carpio Arévalo

M.·. M.·.

 

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