A.·. L.·. G.·. D.·. G.·. G.·. D.·. U.·.
AA.·.
LL.·. y
AA.·. MM.·.
F.·. B.·. L.·. S.·. HIRAM ABIF No. 2
“El mundo empezó sin el ser humano y acabaría
sin él”, sin duda una frase dura y angustiante para una especie que se cree
vanidosamente terna. Frase patética pero
real. Pero lo cierto es que solo nuestra terca especie ha sido capaz de
trascender el estrecho horizonte del instinto, ampliando porfiadamente los
límites de lo real. Gracias a nuestro talento para urdir y plasmar ficciones,
de inventar y crear fantasías, de convencernos de nuestros cuentos, hemos elaborado distintas imágenes del
mundo. Más o menos coherentes, pero todas responden al anhelo de hallar un
significado a la vida, a sus paradojas y contradicciones, el de superar ,
superar la muerte .
Los
mitos nacen de ese propósito. Son creaciones fantásticas, obras de ficción,
pero no constituyen un mero entretenimiento. Expresan ideas, valores y sueños.
La masonería por ejemplo tiene sus mitos y leyendas que son un verdadero
soporte pedagógico y a través de ellos trasmite principios y una ética
existencial propia.
El
viejo mito que describe a los dioses como agentes del caos insinúa que en
realidad el cosmos carece de orden y sentido moral. Sospechamos que el mundo
solo es ruido y furia, pero nos esforzamos en maquillar ese hecho, inventando
edades de oro y paraísos perdidos, leyendas e historias fantásticas .
En
las civilizaciones antiguas, mito y realidad se confundían. Nadie cuestionaba
la existencia de Aquiles, Zeus o
Hércules. No creo que hayamos superado
completamente esa perspectiva, pues por ejemplo Jesús, talvez nunca realmente
existió, sea sólo una leyenda o una alegoría de contenido simbólico. O, lo que
es más probable, solo fue un reformador religioso, no el hijo inmortal de
Dios. La resistencia a reconocer este hecho evidencia que no
somos capaces de vivir sin ficciones.
Los
mitos nos hacen pensar que la perfección moral es posible o que no es
irracional aguardar la salvación mediante un héroe providencial. Nosotros en la
Masonería tenemos también además de
mitos, leyendas, nuestros propios héroes.
A pesar de su carácter ilusorio, los mitos son necesarios. Ejercen un
efecto catártico, aplacan miedos encienden ilusiones y pasiones.
Nuestra época de alguna forma exalta la ciencia y la razón,
pero no ha renunciado a los mitos.
El ser humano es un animal simbólico y necesita arquetipos para habitar un
universo frío y hostil, donde sólo es una brizna abocada a la extinción, un ser
huérfano arrojado al mundo, sin ninguna
contingencia.
Hasta principios del siglo XX, la literatura
era la principal fuente abastecedora de mitos.
A partir de los años 30, el cine y el cómic asumieron ese papel. Si
buscamos el equivalente contemporáneo a Odiseo , Aquiles o Hércules, no lo
encontraremos en una novela o un poema, sino en una película o un cómic.
Menospreciado como arte menor el comic ha ejercido una poderosa influencia en
la imaginación colectiva, en la psiquis humana, alumbrando personajes que han
traspasado generaciones y con quienes de una u otra forma nos identificamos.
Quien de nosotros no tiene un héroe de comic favorito. Se dice que el primer
comic de héroes apareció en abril de 1938 y se publicaron 100 ejemplares de las
aventuras de Superman, del héroe volador, pero por otro lado se desmiente esta
versión y se establece que fue Phamton, El Fantasma o el Hombre Enmascarado,
superhéroe que lucha contra el crimen organizado, comic que se publica aparentemente el 17 de febrero
de 1936, convirtiéndose en el primer super héroe.
Muy
pocas personas saben que Batman fue creado por el escritor Bill Finger
y el dibujante Bob Kane, pero casi todo el mundo conoce al justiciero
de Gotham, el Caballero Oscuro que lucha incansablemente contra el mal. No es
una casualidad que Batman surja en mayo de 1939, en el contexto de la Segunda
Guerra Mundial. Las peripecias de Batman y su drama personal y existencial
refleja el sentimiento de desamparo que experimentaba la sociedad en esas
fechas, tras pasar por la crisis del 29, que arrojó a millones de personas a la
precariedad, al hambre y a la intemperie, y asistir al ascenso de las
ideologías totalitarias, cuya agresiva demagogia revivió la amenaza de una
conflagración global.
La
historia de Bruce Wayne recoge el sentimiento de vulnerabilidad de
un tiempo de incertidumbre y desesperanza. Bruce presencia el asesinato de sus
progenitores cuando solo es un niño. Su padre, Thomas Wayne, es un famoso
médico y filántropo, cuyos antepasados participaron en la fundación de Gotham.
Bruce goza de todo lo que un niño puede desear: afecto, bienestar material, un
hogar. Todo se desplomará cuando Joe Chill, un atracador, mate a sus padres a
la salida de un cine.
Años
más tarde, Bruce decidirá transformarse en un justiciero para que un ningún
niño nunca vuelva a sufrir una tragedia
similar. Al evocar su pérdida, reconoce con amargura: "Apenas conocí a mis
padres como personas. Sin embargo, conocí el mundo de repente. Era duro, frío,
oscuro y sin ley. Su rostro era feroz y bestial". Batman es la
respuesta de una sociedad atemorizada en una época de inseguridad y violencia.
No tiene poderes sobrenaturales. Solo es un individuo que utiliza su ingenio y
su fuerza para frenar los estragos de los villanos afincados en Gotham,
metáfora de un mundo sumido en la oscuridad, caótico y distópico.
Batman
es un niño lleno de traumas existenciales, con un cuadro clínico de stress post
traumático, es medio paranoico y obsesivo, no le es fácil confiar en otras
personas, salvo en el noble Alfred, en Robin, y no siempre o en Batichica.
Batman muestra una profunda aversión a las armas de fuego, fundamentalmente
porque sus padres fueron asesinados por medio de ellas.
Batman simboliza el acto de vencer a sus propios miedos o mejor aún, usarlos contra
sus adversarios para urgar la maldad y proteger al inocente. También simboliza
la autorrealización y la voluntad de superar lo insuperable y de encontrar la
mejor versión de uno mismo. Sus miedos y pesadillas los materializa en la
oscuridad y en los murciélagos y la manera de enfrentarlos es convirtiéndose en
ellos. Aprendió con sufrimiento a aceptar la realidad en lugar de huir de ella.
Tener un “por qué” es lo mismo que tener una razón de ser y un
propósito. En el caso de Bruce y Batman, eso lo lleva a convertirse en
filántropo, pero también a luchar por la justicia, Este héroe aparentemente y
no sin contradicciones busca la justicia y no la venganza, aunque los límites
de una y otra son muy endebles y a veces confusos.
Este propósito es lo que lo ayuda a levantarse
después de caer y a seguir adelante incluso cuando las cosas se ponen
dramáticamente difíciles.
Bruce Wayne busca darle un sentido a su
vida a pesar de su evidente depresión
existencial. En Batman inicia el protagonista dice “No es quien seas en el
interior, tus actos te definen”, frase de corte eminentemente existencialista.
Conviene
recordar que la década de los cuarenta se caracterizó por bombardeos salvajes
de grandes ciudades, deportaciones masivas y el exterminio de millones de
personas. En ese escenario, parecía necesario un héroe capaz de menoscabar la
aparente impunidad del mal.
Qué duda cabe que la historia de Bruce Wayne, dibuja y
recoge el sentimiento de vulnerabilidad de un tiempo de incertidumbre,
dolor y desesperanza que se proyecta en
el mundo abocado al sin sentido.
En la escena apocalíptica de Ciudad
Gótica o de Godman, aparece el Joker quien es el principal antagonista de Batman, su enemigo más
inteligente y contumaz. Su sonrisa perpetua delata su locura, pero no es un
simple esquizofrénico y trastornado, sino
un
apóstol de un nihilismo oscuro, de ese que niega cualquier valor, sentido o
propósito a la vida, el que rechaza la validez de cualquier norma ética
existencial y que duda de toda
posibilidad de conocer la verdad. Es un nihilista que no cree en nada, no tiene
lealtades con nadie, y no tiene otro propósito que sólo impulso de destruir. La
leyenda dice que enloqueció tras caer en una cuba de ácido mientras cometía un
robo en una planta química. El fatal accidente tiñó su rostro de blanco tiza y
su pelo de verde fluorescente. Joker se incorporó a la serie en 1940, cuando
Hitler parecía imparable. Comparte con el líder nazi un profundo nihilismo
impregnado de megalomanía. Ambiciona el
poder por el poder para desatar el caos. Quiere destruir Gotham, reducirla a escombros.
Como Hitler, explota el terror. Sabe que es el medio más eficaz para esclavizar
al ser humano y despojarlo su dignidad.
Christofer
Nolan con magistral audacia
la personalidad de Joker en El
caballero oscuro (2008), apoyándose en la brillante interpretación
de Heath
Ledger. Durante su breve conversación con el fiscal Harvey Dent
(Aaron Eckhart), ya desfigurado y con la personalidad gravemente alterada,
Joker confiesa que solo intenta instaurar una pequeña anarquía. El niega el
principio de autoridad en la organización social y el odio a todas las
obligaciones que procedan de las instituciones basadas sobre este
principio. Alterar el orden establecido
es una manera de demostrar que el azar gobierna todo. El mundo es absurdo y
aleatorio. Está condenado al caos y no hay redención posible. Joker como buen
Nihilista admira el caos, pues le parece justo. Destroza a todos por igual. No
hace concebir falsas esperanzas y evidencia la fragilidad de todo lo existente.
En
su confrontación en un sala de interrogatorios con Batman que lo interpreta
Christian Bale, Joker ironiza sobre las personas civilizadas y con principios.
Asegura que su moralidad solo es una gran mentira. Apenas se tuercen las cosas,
infringen sus propias reglas. "Solo son tan buenos como el mundo les
permite ser". Joker se presenta como un visionario: "No soy un
monstruo. Solo voy un paso por delante". No está muy lejos de Nietzsche
según el cual la moral es una invención de los débiles y resentidos. Una de las
frases célebres frases de este Villano es
“ lo que no te mata te hace diferente” que homologa a la frase Nietzscheniana “Lo que no te mata te hace más fuerte”. Joker no es el superhombre, sino una especie
de Dios que exhibe una hostilidad
desquiciada hacia el ser humano, igual
que algunas deidades primitivas.
Su
reino es de este mundo y no se caracteriza por su benevolencia. Sus atributos
son el horror, la destrucción, la crueldad. Su mensaje es muy simple: la realidad es
un juego. Un juego terrible. Joker alardea de la inocencia del
que se ha situado más allá del bien y el mal. Le es indiferente vivir o morir,
obrar éticamente o cultivar la perversidad. El destino final de todo es la
nada, la insignificancia. Solo hay una forma inteligente de afrontar esa
perspectiva: reírse a carcajadas, violar los tabúes, sembrar el infortunio.
Su psicótico pensamiento para decir :
¿Por qué respetar a los otros, meros peleles de un universo que no obedece a
ninguna regla moral?
Cuando
veo este parvis del Templo masónico veo el antagonismo y la complementaridad
que encarnan Batman y El Joker, que a la vez que sugiere algo perturbador.
El
devenir se basa en la tensión entre los opuestos. El universo se
sostiene gracias a la complementariedad de los contrarios.
Sin la existencia del mal, no habría surgido el bien. Ambos principios se
necesitan. Joker lo sabe y por eso se ríe cuando Batman le pregunta por qué
quiere matarlo. Su intención no es esa, pues sin el Caballero Oscuro el juego
se interrumpiría. "Sin ti, no sabría qué hacer. Tú me completas",
dice con sarcasmo en uno de sus diálogos cinematográficos. En una de las
películas se insinúa que el Joker es el hermano de Bruce Wayne, un hijo no
reconocido de Thomas Wayne, padre de Bruce.
Joker
es el abismo del que surgió el mundo. Batman, el héroe que lucha inútilmente
contra las fuerzas del mal. El mal no es una creación humana, sino el rasgo
esencial de unos dioses que inspiran temor y temblor. Las carcajadas de Joker
ya se escuchaban en el Olimpo, cuando Ares, hijo de Zeus y Hera, lanzaba el
rayo de la guerra sobre la humanidad.
Creía
que sería imposible superar la interpretación de Heath Ledger, trágicamente
desaparecido por una sobredosis de somníferos pero el Joker de profundizó magistralmente en la psicología
perturbadora del personaje, fabulando
sobre su origen. En la película de Todd Phillips, estrenada en 2019, Joker es
un enfermo mental con un pasado traumático. De niño, sufrió malos tratos
físicos y psicológicos, podría describirlo desde el
punto de vista clínico como un individuo con trastorno de la personalidad
antisocial y con rasgos fuertes de
psicopatía, un depredador
siempre al asecho.
Es
imposible no establecer nuevas analogías con Hitler, que también soportó
abusos durante su infancia. Aparentemente, ya como
canciller, su propósito era apoderarse del mundo, pero lo cierto es que sabía
que sus posibilidades de lograrlo eran escasas y había previsto dejar un rastro
de destrucción si fracasaba: "Podemos hundirnos, pero nos llevaremos un
mundo con nosotros”, habría dicho.
Es fácil deducir que el Joker pretende hacer con Gotham lo que
Hitler hizo con Varsovia, que utilizó a la Wehrmacht ( fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi) para destruir 90% de sus edificios y la
totalidad de sus calzadas y puentes ferroviarios. El Joker de Joaquín Phoenix
nos muestra los estragos del resentimiento. Un hombre humillado
puede ser más letal que una bomba atómica. Sus ansias de
venganza solo se aplacarán desatando el caos más terrorífico. La Gotham
incendiada por la revuelta de los payasos evoca las hogueras de la noche de los
cristales rotos.
Joker quizás tiene razón y solo hay caos, pero eso no debe
frustrar la aspiración de vivir en un mundo más libre y más justo
Batman
y Joker nacieron en un mundo en crisis. Las circunstancias han cambiado, pero
la inseguridad perdura. Europa ha vuelto a enredarse en una guerra de
consecuencias imprevisibles, dado que los arsenales de nuestro tiempo albergan
armas nucleares, no podemos descartar un apocalipsis. Un pueblo que sufrió un
exterminio masivo hoy somete a una población a otro con una crueldad que no
respeta ni a niños. La Franja de Gaza es un escenario dantesco que no es capaz
de sacudir la conciencia mundial. A las
amenazas convencionales, se suman nuevas calamidades: pandemias, inestabilidad
económica, el desarrollo de la inteligencia artificial, que según algunos
expertos podría acabar con la humanidad en un plazo relativamente breve.
Seguimos
necesitando mitos como Batman, que encarna la posibilidad de una justicia
alternativa. Muchos ciudadanos sienten que viven en Gotham,en la ciudad gótica
que no es más que el símbolo de la degradación moral y ética, pues la
corrupción y la violencia salpica a todas las instituciones. Nuestro
mismo país parece en detalles una ciudad gótica, caos por todo lado,
corrupción política, privada y administrativa, asesinatos a mansalva, niños
ejecutados mientras duermen o en el pecho de su madre, sicariato, vacunadores,
mafias que controlan casi todos los espacios de la sociedad, falta de
liderazgo, depresión social…
Joker simboliza ese caos que conspira
contra la paz, la equidad y el equilibrio. Es una figura tan temible como patética, pues evidencia
que la semilla de la autodestrucción acompaña a la condición humana. “El mal no
es un fatalidad, es algo que viaja en nuestro interior”. “Es una herencia de
los dioses, que crearon el universo para experimentar el placer de contemplar
nuestro sufrimiento, dice Rafel Narbona.
Batman
simboliza la urgencia de darle un orden y sentido constructivo a la vida, así en realidad esta no lo tenga, a pesar de su absurdidad . Como
decía Camus “eso no implica que no merezca la pena vivirla, que la
carencia de significado es lo que nos
permite ser dueños de nuestra existencia”. Batman como Camus nos recuerdan que
la vida adquiere sentido a través de nuestras acciones y elecciones como de la
solidaridad y búsqueda de justicia con nuestros semejantes.
Batman
entiende que la democracia es un sistema
imperfecto, que hay que tratar de mantenerlo a costa de entender como decía
Umberto Eco “que ésta también es aceptar
una dosis soportable de injusticia a fin de evitar injusticias mayores” .
Para
el Joker, “nada esta bien, nada”, la democracia es un sistema perverso que ha
servido para la explotación del hombre por el hombre, llevada a un punto sin
retorno donde las morales y la ética resultan del discurso de la supremacía del
dinero y no de la condición humana, democracia que hay que destruirla, pero sin
proponer desde su mente oscura una alternativa válida.
Creo
también y sin duda que todos llevamos dentro un
Batman y un Joker en constante pugna, nuestra búsqueda de sentido de la
vida choca con nuestras actitudes a las que podemos calificar también de
nihilistas, no solo cuando asumimos una actitud psicopática al perder nuestra
capacidad de empatía con los demás, sino cuando vivimos en un frenético
consumismo, egoismo y narcisismo, sustentado
en la filosofía del todo vale o en un más domestica del “comamos y bebamos que mañana moriremos”.
Claude
Lévi-Strauss, el famoso estructuralista, no se equivocaba. “El mundo acabará
sin nosotros”. Ninguna especie dura eternamente. A nuestra común vanidad e cuesta y duele aceptar que sea así. Todos de una otra forma nos rebelamos a esa
idea, yo particularmente creo que el universo posee una lógica propia que no
coincide con nuestros deseos.
El
Joker quizás tiene razón y solo hay caos, pero eso no debe frustrar la
aspiración de vivir en un mundo más libre y más justo. El destino de Gotham es
sumergirse en la oscuridad, pero hasta que eso suceda espero que Batman siga
recorriendo sus calles, inspirando a luchar por un mundos más tolerante a
trayendo algo de luz.
Quiero
ver todavía en el horizonte su símbolo que representa una esperanza en un mundo
desolado de justicia y compasión. Si
algún día desaparecen los mitos como el que representa Batman, se cumplirá lo
que profetizo con elocuencia el siempre notable Octavio Paz: “El mundo empezó
con una carcajada y termina con otra". La diabólica carcajada del Joker se
extinguirá seguramente con este caótico universo, pero en el que quiero, quizás
utópicamente, darle aunque sea un débil sentido, desde mi simple trinchera, a
través de mi propia lucha, que quisiera también sea colectiva por un mundo más equitativo, algo más ético,
justo y humano .
Felipe
Albornoz Peña
M:.
M:.
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